La plegaria se mezcla con las sensaciones de tristeza, sufrimiento, carencia, distintos requerimientos y la inhabilidad de justificar al Creador. Pero la plegaria en sí debería ser gratitud. Yo agradezco al Creador por esta oportunidad de comunicarme, por el hecho de que Él me creó de tal forma de que tengo la necesidad de volverme hacia Él.
Es decir, la plegaria debe provenir del corazón y no de los reclamos. Nosotros nos sentimos felices de tener una petición por medio de la cual desarrollar nuestro amor. La plegaria debe empezar demostrando la comprensión de lo felices que somos al conectarnos a través de esta plegaria.
La plegaria combina dos polos totalmente opuestos, pero lo principal en esta, es el punto de adhesión debido a la sensación de que ambos participamos en una acción común. Yo tengo que descubrir el deseo vacío que el Creador puede llenar. Y estoy gustoso de que he revelado esta necesidad en mí; de lo contrario, nunca habría sido capaz de expresarme. Aquí, las dos partes opuestas se combinan. La plegaria es alegría, no lágrimas como se acostumbra a pensar en nuestro mundo.
(De la 2° parte de la Lección Diaria de Cabalá del 9/11/12, El Zóhar)
(De la 2° parte de la Lección Diaria de Cabalá del 9/11/12, El Zóhar)
0 comentarios:
Publicar un comentario