Por Rav Dr. Michael Laitman
ES
CIERTO QUE ES UNO DE LOS MÁS FAMOSOS Y MISTERIOSOS LIBROS QUE JAMÁS FUERON
ESCRITOS PERO ¿QUIÉN SABE DE VERDAD PARA QUÉ EXISTE, CÓMO “SE USA” Y QUÉ ES LO
QUE NOS ENSEÑA?
La
sabiduría de la Cabalá nos enseña que el Creador creó un deseo general dentro
del cual se va desarrollando toda la futura Creación. Este único deseo abarca
una inmensa cantidad de deseos particulares que están interconectados entre sí
en un solo sistema llamado “Adam HaRishón” (El Primer Hombre), o en términos cabalísticos,
El Alma Colectiva.
Luego
y conforme el Plan de la Creación, el Creador comienza a arruinar las relaciones
entre las diferentes partes de ese único deseo y éstas empiezan a perder la
conexión que había entre ellas en su estado inicial. Como un cuerpo enfermo
cuyos órganos pierden su funcionamiento recíproco, también las piezas del Alma Colectiva
pierden su interconexión hasta que se encuentran en un desequilibrio total. Al
igual que una enfermedad en nuestro mundo se reconoce por señales de desequilibrio
como, por ejemplo, cuando sube la fiebre o cuando cambia la composición química
de la sangre, así se ven las indicaciones de enfermedad en nuestro “cuerpo
general”.
¿Por
qué el gran plan del Creador tenía que afectarnos de esta manera? ¿Por qué hubo
necesidad de crear una “enfermedad” en nuestro “cuerpo colectivo”? Pues, no
había otra manera de hacerlo, teníamos que reconocer que nuestro cuerpo estaba
enfermo; llegar a sentir el daño antes que pudiéramos traerle salud.
Así
sucedió que dicha enfermedad o, el deterioro de nuestras relaciones, se desarrolla
en nuestro estado inicial, y nosotros nos empezamos a sentir menos y menos
conectados entre todos. Este proceso ocurre en 125 grados de desintegración,
desde el estado Infinito donde todos nosotros estábamos unidos como un hombre con
un solo corazón, hasta que la conexión entre las almas se desvanece
enteramente.
ESTE MUNDO – REALIDAD IMAGINARIA
Es
más, en el transcurso de esta caída por los 125 escalones, ocurre un daño aún más
grande en un “lugar” llamado “Parsá” y consecuentemente se forma una conexión
negativa en el lugar donde solíamos estar conectados en forma positiva. Ahora,
ya cada uno quiere aprovecharse de los demás para su propio bien. El cuerpo no
muere así nomás, sino que se “devora” a sí mismo enteramente.
El
descenso continúa hasta que perdemos toda conexión entre nosotros, no sólo la buena
-la intención de hacer el bien a los demás- sino también las malas relaciones -
la intención de recibir para nuestra propia satisfacción. Este desprendimiento
y distanciamiento entre todos resulta en un estado de incongruencia total con
el mundo espiritual.
Así
es como llegamos a sentir lo que se llama “este mundo” o la “realidad imaginaria”.
Pero si es imaginaria, ¿para qué la necesitamos?, y ¿dónde está la verdadera
realidad? Nuestra realidad fue creada por el Creador para dar espacio a un
“lugar” donde podamos sentirnos libres e independientes de la existencia del
Creador, una ilusión de que Él no existe y de que nosotros estamos en el “asiento
del conductor”.
Esta
maniobra nos permite llegar a entender que debemos restaurar la conexión entre
nosotros. En otras palabras, el alma se eleva del estado en que percibe sólo
nuestro mundo al último grado en el que ya se encuentra capacitada para sentir
el estado Infinito conforme la medida de corrección de la conexión entre
nosotros. Es decir, ¡la recuperación y restauración de la unión entre nosotros
resulta en ascenso!
LIBRO DEL ESPLENDOR - REMEDIO PARA EL
ALMA
Y
aquí es donde se estrena El Libro del Zóhar para ayudarnos. Esta obra fue compuesta
desde el estado Infinito, a partir de la máxima unión entre las diez almas
gigantes de Rabí Shimon Bar-Yojai y sus alumnos, desde el grado 125. Por lo
tanto, en la medida de nuestro esfuerzo de imaginarnos a nosotros mismos en nuestro
estado (real) de unión, conectados con todas las almas, todas las partes de la Creación
en conjunto, más gozamos del estudio de El Libro del Zóhar, ya que nos encontramos
en un estado de congruencia con el de los autores cuando escribieron el libro.
De
ahí que para tener el mejor efecto posible del estudio de El Libro del Zóhar, tenemos
que sentir internamente el deseo de conectarnos entre todos. No necesitamos ser
sabios. Sólo tenemos que tener presente el hecho que la conexión entre nosotros
es lo que nos ayuda a alcanzar lo que anhelamos.
El Libro del Zohar habla únicamente de
la conexión entre las almas. Me explica sobre
mi relación con el sistema general llamado “Adam”, con el resto de las almas.
Me enseña cómo relacionarme con ellas para reconectarlas al sistema reparado, y
cómo las transformo, por consiguiente, en una Creación buena y sana.
Esto
es lo único de lo que habla el Zohar. Y yo (cada uno de nosotros) me encuentro aquí
sobre la Tierra para realizar ese acto de restauración y recuperación para todos.
(Cabalá Hoy, Edición #10)
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