"El corazón del rey es como un río; sigue
el curso que el Señor le ha trazado”
-Proverbios 21:1
En los últimos años hemos observado el aumento de los conflictos sociales y políticos en todo el mundo. Primavera árabe, la bancarrota de Grecia, los disturbios sociales en España, la guerra civil en Siria y muy reciente conflicto militar entre Israel y la Franja de Gaza...
Según el cabalista Rabí Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), esto es tan sólo el principio. Escribió que si la humanidad no cambia su rumbo, podría ser arrastrada a una tercera y hasta una cuarta guerra mundial y aquellos que queden, no obstante tendrán que sufrir el cambio que se requiere de nosotros hoy en día.
Según el cabalista Rabí Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), esto es tan sólo el principio. Escribió que si la humanidad no cambia su rumbo, podría ser arrastrada a una tercera y hasta una cuarta guerra mundial y aquellos que queden, no obstante tendrán que sufrir el cambio que se requiere de nosotros hoy en día.
No es una cuestión de buenas o malas
decisiones políticas, ni de un líder en particular que esté llevando al mundo a
su perdición. Existe una razón por la que todo esto está ocurriendo y cuanto
más pronto lo comprendamos, más rápido lograremos remediar la situación. Tal
como lo expresa el Rey Salomón, no está en manos de los gobernantes determinar
el curso que sigue el mundo; está en manos de la Fuerza que lo ha creado y lo
guía. Es por eso que está escrito, “A ti se te ha mostrado para que supieras
que el Señor, Él, es Dios; no hay nadie más que Él”. (Deuteronomio 4:35).
El cabalista Rabí Ashlag explica que, “No
hay nadie más aparte de Él” significando que todo lo que experimentamos, bueno
y malo, amigos o enemigos, todos son Sus mensajeros, sin excepción. Y si esta
es la manera en que lo enfocamos, descubriremos al Creador a través de nuestra
relación con ellos.
Hacia el final de sus días, Ashlag
escribió una serie de ensayos en los que describe el curso de acontecimientos
que desencadenarían el logro espiritual de la humanidad. Al tiempo que afirmó
que estos eventos serían obligatorios, enfatizó que podría ser que se
desarrollaran, ya sea internamente, dentro del reino espiritual de cada
persona, o fuera de nosotros, en el mundo físico.
En esos escritos, el Rabí Ashlag explica
que el ego humano continuamente se desarrolla en cantidad y calidad. Queremos
tener más dinero, más poder, más sexo, más de todo. Pero en la cumbre del
egoísmo desearemos saber cómo controlar el mundo entero, cómo funciona todo y
gobernarlo. En suma, anhelaremos ser como una deidad.
La Cabalá, y prácticamente todos los
textos espirituales, nos explican que el Creador es bondadoso, y por lo tanto,
desea hacer el bien a todos nosotros, Sus creaciones. Y puesto que no hay nada
mejor que el Creador Mismo en toda la realidad, Él desea darnos todo de Sí
Mismo; es decir, Su conocimiento y Su poder.
El Creador nos ayuda a llevar esto a cabo
en la “escuela” de este mundo, mediante pruebas que tenemos que superar y por
este motivo el ego humano se desarrolla continuamente: cuanto más grande el
egoísmo, más se intensifica la prueba. Así vamos progresando en la
espiritualidad: tratando de construir un mejor mundo y sociedad.
A medida que voy aprobando los exámenes,
me voy convirtiendo en el “titular” de cada grado; es decir, logro verlo desde
el punto de vista del Creador, y habiendo alcanzado Su conocimiento y poder, ya
no soy más en ese nivel un títere movido por hilos.
Las atrocidades de nuestro mundo son un
reflejo de nuestro inflado e indómito ego. Pero estas penosas experiencias no
tienen por qué aparecer bajo la forma de tiranos, desastres naturales,
terrorismo o pandemias globales. Si canalizamos nuestros egos en la dirección
correcta en el momento en que surgen, no tendrán por qué manifestarse de
maneras tan negativas.
El ego humano sólo apunta a cualidades de
nuestra alma que (aún) no son similares a las del Creador. En un principio, son
percibidas como pequeños inconvenientes, como ligeros dolores de cabeza. A
medida que el ego crece y la diferencia con el Creador se acentúa, el dolor de
cabeza se convierte en “migraña”. Pero, si trabajamos dentro de nosotros, serán
pequeñas jaquecas, que no tendrán que convertirse en migrañas, evitando la
necesidad de hacer frente a las tragedias colosales. Percibiremos la vida y
nuestras relaciones con los demás, como una secuencia de revelaciones,
infinitas posibilidades de parecernos al Creador. Por consiguiente, sentiremos
amor por los demás en lugar de odio, y la escuela rigurosa se convertirá en un
alegre jardín de juegos.
Para que esto ocurra necesitamos un
sistema de enseñanza. La Cabalá afirma que si no hay nada aparte de Él,
entonces es Él quien ha puesto el ego dentro de nosotros y que tiene que tener
una razón. En lugar de tratar inútilmente de suprimir el creciente ego, la
Cabalá ha desarrollado libros de estudio que nos muestran cómo canalizarlo, tal
como lo hace el Creador con los corazones de los reyes, trazándoles el camino
como si fueran ríos.
Esta es la gran revelación que la Cabalá
ofrece al mundo: en lugar de ir aniquilándonos unos a otros, aprendamos todos a
ser omniscientes, poderosos y semejantes a Dios.
De ser así, ¡ganaremos todos!
(kabbalah.info/es)
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