Según la Cabalá, todos los cuentos de la Torá son representaciones
de los acontecimientos en la realidad espiritual. Para poder vincularse a la
espiritualidad el individuo debe pasar un proceso que le revela el dominio de
la materia sobre él y cómo librarse de éste.
En el Libro del Zohar, Parashat
“Behaalotchá”, ítem 58, está escrito: “Dijo Rabí Shimon: ¡Ay de aquel individuo que dice que la Torá viene a
contar cuentos simples y
relatos trillados de Esaú, Laban, etc.! …sino que todas las palabras de la Torá
tratan de cosas elevadas y
secretos superiores”.
La Torá, así como la historia de Pesaj, describen precisamente lo
que acontece en la realidad espiritual y en el interior del ser humano. Uno
podrá comprender el verdadero significado de la Leyenda (Hagadá) de
Pesaj sólo cuando experimente su propio éxodo personal de Egipto y celebre esta
fiesta internamente.
Por naturaleza, el hombre actúa sólo para llenarse de placer. La
Cabalá lo llama: “El deseo de recibir para sí mismo” o “Egoísmo”.
Por el contrario, el atributo de la Fuerza Gobernante del mundo es
inverso al atributo humano, deseando impartir abundancia, placer y deleite al
individuo. En la Cabalá es la “Fuerza Otorgante” o “Altruismo”.
Estas son las fuerzas de las que habla la Leyenda de Pesaj, y en realidad, la
Torá en total.
La similitud con la Fuerza Otorgante es la entrada a la realidad
espiritual. Es un cambio interno en el individuo, transformándolo de una
naturaleza egoísta a una altruista.
Pero antes de adquirir el atributo de otorgamiento, debe
familiarizarse con su egoísmo en toda su magnitud y poder. En el cuento de
Pesaj, el Faraón simboliza la naturaleza egoísta del hombre y Moisés la altruista.
¿QUÉ ES PESAJ?
Pesaj viene de la palabra hebrea “Pesijá” que significa
“dar un salto”, es decir, el “salto” por
encima del carácter humano.
Antes del éxodo de Egipto el individuo permanece cautivo bajo el
dominio de su ego, sin influencia sobre su vida.
Después del éxodo de Egipto, ya en el mundo espiritual, aprende a
participar en la Obra de la Creación y manejar su vida y la realidad en la que
existe. La vinculación con la Fuerza Superior y el cumplimiento de Pesaj
interna y espiritualmente, los siente como un placer eterno y completo.
EL SENDERO ESPIRITUAL DE PESAJ
La Emigración a
Egipto, es el lugar en el que el hombre encuentra seguridad y satisfacción
materiales. Tiene posesiones, conocimiento, experiencia, estatus, etc.,
confiado en que esto lo satisfaría para siempre.
Cuando “se levanta en Egipto un nuevo rey”, el hombre ve
que todo lo adquirido hasta entonces pertenece ahora al “Rey”, el “egoísmo”, el
Faraón.
El hombre, que se sentía libre y feliz descubre repentinamente que
se ha convertido en un esclavo del deseo de disfrutar, que jamás ha entregado
algo de sí mismo al prójimo, llenándose de una profunda sensación de vergüenza.
Es incapaz de conectarse a la Fuerza Superior y de ser otorgante
como ella. Su trabajo es duro, pero no tiene propósito ni frutos.
Todo lo que creyó haber adquirido se desmorona. Y así, las bellas
ciudades de Pitom y Ramsés son “tragadas por la tierra”.
Esto lleva al hombre a preguntarse, ¿por qué me pasa todo esto? Y
¿qué debo aprender para salir de esta situación?
Entonces, se revelan dos fuerzas en el hombre: El egipcio, que piensa sólo en sí
mismo y su placer, y el israelita, que anhela unirse directamente al
Creador (Yashar-directo, Él-Creador,
componen en hebreo la palabra, Israel),
la Fuerza Superior, la Fuente
del Placer.
EN PESAJ, ISRAEL (YASHAR, ÉL) PREVALECE SOBRE EL EGO
Cuando el hombre decide fortalecer su aspecto israelí para vencer
al egipcio, pide ayuda, como está escrito en la Torá: “y los hijos de Israel
gemían a causa de la servidumbre, y
clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos por su servidumbre” (Éxodo 2:23). Es decir, se dirige a la
Fuerza Superior y le suplica que lo libere del dominio del Faraón, el ego.
Así, surge en el hombre la fuerza interna llamada Moisés, que
“jalará” (Moisés, de la palabra hebrea Limshot, “Jalar”) a Israel de Egipto y
les ayudará a dar el salto (Lifsoaj, Pesaj) mencionado.
Aunque Moisés se crió en casa del Faraón y lo conoce, sabe que
necesita un milagro, la ayuda de la Fuerza Superior.
Los constantes pedidos de Moisés hacen que el Faraón se oponga más
y más a la salida del pueblo de Israel de su dominio. Les hace la vida más
difícil y recibe un golpe, les hace trabajar más duro y recibe otro, trata de
fortalecer su dominio y recibe golpes adicionales, hasta que mediante las Diez Plagas, que son diez
discernimientos necesarios, se revelan estas dos fuerzas por completo:
El Faraón debe renunciar al control sobre Israel y reconocer la Fuerza
Superior como Gobernante. Y el Pueblo de Israel tiene que aceptar que su pedido de
auxilio debe ser bien analizado y preciso, o no podrá librarse de la carga de
su egoísmo.
PESAJ – OPORTUNIDAD DE REDENCIÓN
La redención del egoísmo requiere una preparación meticulosa, ya
que se trata de un cambio transformativo.
Los cabalistas no esperan el mes de Nisán para festejar Pesaj, nos enseñan cómo
librarnos del ego todos los días.
Es decir, Pesaj
es un estado interno que experimenta el
ser humano. No obstante, la fecha especial en que todo el pueblo festeja es
para recordar la Meta
principal del hombre:
Saltar por encima de la naturaleza y llegar a la conexión directa con la Fuerza
Superior.
Las luces que afectan el interior del individuo durante Pesaj le
ayudan a cruzar, de manera segura, el Mar Rojo, la última barrera ante el
dominio del Faraón, y le permiten a quien desee, disfrutar del placer y
abundancia que le ha preparado la Fuerza Superior en el Mundo Espiritual, no
sólo en Pesaj, sino durante todo el año, independientemente del tiempo y lugar.
Por Rav. Dr Michael Laitman
(La Voz de la Cabalá)
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