PREGUNTA: La Torá describe
a Egipto como un país de abundancia para nuestro ego. ¿Donde está hoy en
día este “Egipto” con toda su abundancia?
RESPUESTA: En efecto, los hijos de Israel clamaron en el
desierto por esos deliciosos alimentos que ellos comían en Egipto. Esa tierra
era como una copa rebosante. Después de todo, “Nilo” es un nombre para la Luz de Jojma,
que llena por completo el deseo egoísta.
De esta
manera, Egipto ofreció la abundancia material, y por otra parte, recompensó a
los hijos de Israel, a la gente que iba por el camino espiritual, con la Tierra
de Goshén, el más rico de sus territorios en el que uno podía vivir en
prosperidad. No es por casualidad que ellos se multiplicaron en Egipto puesto
que allí los deseos egoístas viven dichosos y engordan.
Pero el
problema es que un día un se levanta sobre Egipto “nuevo rey” y de repente o
descubro que el egoísmo gobierna por encima de mí, y su poder es mi
yugo. Y es entonces que los hijos de Israel clamaron a causa de su trabajo:
“Quita toda esta abundancia, yo no lo quiero; para mí, esto no es vida. ¿Qué
obtengo de todas estas fortunas, si estoy hundiéndome en la desesperación y en
la impotencia y no sé para qué vivo?” Uno podría pensar, solo olvídate de eso y
disfruta. Pero no, yo no puedo. Y no es que no esté tratándolo: simplemente no
puedo, y eso es todo.
Y este es
el “nuevo rey de Egipto” que ahora gobierna sobre mí y me muestra que mi vida
es mala. De esta manera, el Faraón lleva a los hijos de Israel, más cerca del
Creador. Ellos mismos no pueden dar solo paso, pero el Faraón hace que se
sientan vacíos, que se desesperen de la vida con todas sus fortunas. Ellos
construyen las ciudades de Pitón y Ramsés, en otras palabras, tratan de tener
éxito trabajando en un deseo egoísta: un coche nuevo, unas vacaciones
exóticas, y así sucesivamente. Pero el resultado es un vacío aún mayor. Esto no
les da nada a los “hijos de Israel” que hay dentro de mí.
Si unos
cuantos cientos de años atrás le hubieras dado a una persona común lo que
tienen hoy en día los pobres, a ella le hubiera parecido una gran riqueza: Tú
tienes un lugar dónde vivir y dormir, tienes una mesa y una silla, tienes pan
en abundancia y algunos alimentos en el refrigerador, no estás muriendo de
hambre y puedes al menos alimentarte de alguna forma. Sin embargo, el deseo
egoísta creció y ahora no siente satisfacción con las cosas materiales. Por el
contrario, éste termina en “Egipto”, en la necesidad espiritual. No es
casualidad que en los prósperos países escandinavos haya una alta tasa de
suicidios, mientras que en África la gente muere de hambre, pero no tratan de
quitarse la vida.
Por lo
tanto, Egipto es la abundancia sobre la cual gobierna una creciente sensación
de vacío. Esto es exactamente lo que está sucediendo con nuestro mundo. En
esencia, el mundo está moviéndose hacia el éxodo de Egipto, puesto que ya no
necesita de este Faraón, que le trae desgracias, con quién es imposible
enfrentarse, y quien lo lleva a uno a la desesperación y a la impotencia. Al
parecer, hay de todo abundancia, pero nosotros nos sentimos indefensos frente a
los problemas modernos. Como resultado, las personas están listas para salir de
Egipto, a pesar de que ellas no entienden qué están dejando y hacia dónde van.
De la
misma manera, el pueblo de Israel no fue consciente de lo que estaba pasando y
le gritó a Moisés “¿Hacia dónde estás arrastrándonos? ¿Qué estás conspirando
contra el Faraón? ¿Por qué nos obligas a huir a través de toda esta desgracia?
“Ellos no querían este escape en absoluto, pero Moisés y Aarón, es decir, los Cohanim,
lo arreglaron para ellos desde Arriba.
(De la Lección Diaria de Cabalá, “Arvut” (Garantía mutua), laitman.es)
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