Si nosotros estamos dentro de nuestro deseo de
recibir, anhelando sólo recibir un llenado, no sentimos que haya algo más
aparte de nuestro deseo. Sólo entendemos
que hay un vacío en nosotros que debe ser llenado y que siente que está vacío.
En tanto que nuestro deseo no recibe todo el llenado, éste no se calmará. Es
como un bebé que llora, que no se calma hasta que reciba todo lo que necesita.
¿Cómo podemos enseñarle otro placer a un deseo de
recibir, el placer del otorgamiento? Ni siquiera entiende qué es, y no puede
sentir ni hacer una cosa así. Pero gradualmente empezamos a enseñárselo de
acuerdo a un plan.
Todo el estudio está basado en la disposición a
sufrir, porque el deseo tiene que renunciar a su llenado, tiene que renunciar
al deseo de llenarse, renunciar a la sensación del yo, el orgullo propio, a la
envidia, al respeto, y al control, es decir a su independencia.
Al principio la persona piensa que ella misma puede
corregirse, hasta que ve que es imposible, y que esto sólo puede realizarlo la
Fuerza Superior. Ella lo aprende al fallar todo el tiempo. Así se le enseña que
debe bajar la cabeza y pedir, pedir por la única cosa que ella no quiere.
Entonces recibe ayuda y cambia, se convierte en su opuesto, al empezar a
disfrutar de lo que antes odiaba.
Tenemos que pasar por todo este proceso en
comprensión, en reconocimiento, en concordancia, en nuestros sentimientos y en
la mente, en nuestra conciencia. Todo aquello de lo que antes estabas orgulloso
y por lo que te considerabas respetable, ahora parece lo opuesto, y descubres
tu humildad y tu impotencia. Nuestro deseo de recibir, el cual no sabe otra
cosa que llenarse a sí mismo, siente todo esto cuando aprende acerca de un
método totalmente nuevo.
Este proceso se lleva a cabo de acuerdo a los tres
símbolos: “Pesaj” (Pascua), “Matzá”, y“Maror” (hierbas
amargas). Este es llamado “Pesaj” de la raíz hebrea saltar,
puesto que la persona salta constantemente de un lado a su lado opuesto, y así
convierte sus pequeñas medidas de recibir en otorgamiento. Ella lo hace por
la Matzá, “el pan de la aflicción”, puesto que no tiene otro
alimento y ella está de acuerdo en conformarse con lo que recibe del otorgamiento.
La persona eleva constantemente la importancia del
otorgamiento, mientras que su deseo de recibir sólo obtiene la “hierba amarga”.
Así ella eleva la línea derecha, la Matzá, por encima de la línea
izquierda, la hierba amarga, como un héroe que se sobrepone al sabor amargo y
quiere convertirlo en la dulzura del otorgamiento. Entonces ella alcanza Pesaj,
el cambio de su conciencia.
Por medio de la nueva actitud hacia el deseo de
recibir, que no cambia, ella construye el ser humano dentro de ella. “Adam” (hombre)
es lo que se construye por encima del deseo. Este es el sistema que empieza a
funcionar según el nuevo principio con los mismos atributos naturales, pero al
utilizarlos para otorgar.
El mecanismo, que es creado por medio de esto, está
construido de todas las acciones de la persona y de los esfuerzos que hace al
superar su deseo de recibir, esto es lo que se llama “Adam”. Todo
esto es hecho por los tres componentes especiales que simbolizan la fiesta de
la libertad del ego, Pesaj, los cuales son llamados Pésaj, Matzá y
hierbas amargas.
(De la lección diaria de Cabalá, Escritos de Rabash)
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