Nosotros pensamos que el deseo se diferencia por su tamaño: que
puede ser grande o pequeño. En realidad, cambia sólo por su esencia, por su
calidad.
En las cuatro etapas de la creación (las cuatro
etapas de Luz Directa) podemos percibir que el desarrollo del deseo no está en
su tamaño, sino en el desarrollo de su calidad. No determinamos el tamaño del
deseo por su volumen. Hablamos sobre su calidad, su nivel de semejanza con Creador:
Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jayá, Yejidá.
La dimensión y la calidad existen en relación
inversa: cuando el deseo es más cualitativo, existe en menor cantidad, en menor
dimensión; como en una pirámide. Hay pocos materiales únicos: cualidades y
personas especiales en la Naturaleza, pero de lo sencillo existe una gran
cantidad.
En la espiritualidad hablamos sobre la calidad del
objeto y no de su dimensión; sobre aceleración, en lugar de velocidad. El
tamaño del deseo se determina por su calidad y no por su cantidad.
Surge una pregunta: ¿si el deseo no cambia en
cantidad, qué hace que cambie en calidad? ¡La Luz
Superior que actúa en
él!
¿Qué significa un deseo grande o pequeño? Se
determina por qué tanto se acerca a la perfección en el atributo de
otorgamiento.
Durante un mes he crecido, es decir me volví más
otorgante y no más grande en volumen. Podemos decir lo contrario: entre
más crece la persona en la espiritualidad, menos “se infla”. Como está escrito:
“La sabiduría hace modestos”.
Los cambios espirituales son solamente cualitativos,
tanto entre los objetos como entre las categorías temporales. Y las cualidades
se determinan sólo por su intención de “recibir” u “otorgar”.
(Extracto de la lección sobre el artículo "La sabiduría de la Cabalá y su esencia", laitman.es)
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