El nacimiento de una
nueva propiedad en una persona es como el nacimiento de un cuerpo humano.
Al principio hay la concepción: no se puede entender dicha propiedad o
pensamiento; divaga en algún lugar de la persona, ya que es un efecto de
ciertos cursos anteriores.
Posteriormente,
comienza a emerger. Se manifiesta a través de otras propiedades o pensamientos,
hasta que termina por ser percibido como algo propio, que existe separado,
independiente, como algo que ha nacido.
Este proceso es como
el nacimiento de un ser humano. Primero, los cuerpos de la madre y el padre
producen determinadas células que más tarde se fusionan. Un nuevo organismo
empieza a desarrollarse y es completamente inconsciente de sí mismo, de forma
similar a un pensamiento no formado. Después, gradualmente, esta nueva entidad
se da cuenta cada vez más de su propia existencia, se separa de su curso
original, se vuelve auto-consciente y comienza sentirse a sí mismo.
Estos procesos están
interrelacionados: la independencia aumenta a medida que uno deja de estar bajo
la influencia de los padres. Y por el contrario, el nacimiento es un cambio de
poder.
El nacimiento espiritual ocurre cuando la persona sustituye a su propio poder con el poder del Creador: una persona se somete voluntariamente al dominio del Creador, desea actuar a pesar de su razón y sigue la sabiduría del nivel espiritual superior.
El nacimiento
espiritual – la aparición de los deseos espirituales – es como el nacimiento en
todos los niveles, ya sea intelectual o animado.
Hasta ese momento,
la persona no tiene deseos espirituales; está bajo la influencia de sus deseos
egoístas. El recibir de lo Alto nuevos deseos espirituales, sustituyendo a los
egoístas con deseos altruistas, es llamado nacimiento espiritual.
Sucede con la ayuda
del Creador, la fuerza espiritual que da a luz a todo en todos los mundos,
incluyendo el nuestro. Todo lo que ocurre en nuestro mundo es consecuencia de
los acontecimientos en el mundo espiritual que descienden a nosotros. Se ha
dicho: “la fortuna, en el mundo superior, relacionada con la hierba en el mundo
inferior, la impacta, obligándola a completar su crecimiento”.
Esto significa que
el nacimiento y el crecimiento posterior suceden sólo bajo la influencia de la
imperiosa fuerza impulsora de lo Alto. Esto es aun más cierto cuando hablamos
del nacimiento y del crecimiento espiritual - este proceso ocurre a pesar de
nuestra naturaleza egoísta.
Si no fuera por la
fuerza espiritual del Creador que obliga desde lo Alto, la vida y el movimiento
dejarían de existir en nuestro mundo; todas las manifestaciones materiales son consecuencias,
manifestaciones de las fuerzas espirituales.
Cuando nuestros ojos
se abran, veremos el Mundo Superior; descubriremos que lo corporal no existe.
Todo es solamente una serie de ciertas manifestaciones de las acciones de las
fuerzas espirituales, que nosotros vemos en su forma material, pues así se muestran
a nosotros en nuestros sentidos materiales de percepción.
A medida que
ascendemos espiritualmente y nos acercamos más al Creador, fuerzas cada vez
mayores sustituyen las anteriores, hasta que vemos que no hay nadie, ni nada
más que el Creador.
La adquisición de
los primeros bienes espirituales se denomina nacimiento espiritual: la persona
deja este mundo egoísta y entra al mundo espiritual en sus sensaciones internas.
La aparición de una
propiedad nueva y distinta, diferente a las propiedades de este mundo, impulsa
a una persona fuera de este mundo hasta el nivel correspondiente a esa
propiedad. Este nivel es el nivel más bajo del mundo espiritual - Maljut del
Mundo de Atzilut.
La primera
corrección de la persona se llama nacimiento espiritual. Después, comienza su
crecimiento espiritual; la corrección hasta la equivalencia plena de forma con
el Creador.
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