¿Por qué todo está tan mal?
El estudio de la naturaleza muestra que cada una de sus partes es
manejada de manera determinista y con un propósito, justo como la fruta que
crece en un árbol es manejada para que llegue a la sublime meta final, madurar.
Pero los estados tempranos de maduración son opuestos a la forma madura. Es
más, mientras más dulce es la fruta cuando madura, más amarga y fea es en sus
fases intermedias.
Una bestia se desarrolla rápidamente mientras que un bebé nace débil y
dependiente y necesita muchos años para desarrollarse. Una persona que no
conoce el resultado final de su desarrollo puede decir que la bestia es mejor
que el hombre en todos los sentidos.
Por lo tanto, aprendemos que la naturaleza maneja el desarrollo de una
manera determinista y con propósito, ignorando las formas intermedias y tomando
en cuenta sólo el resultado final. La actitud positiva de la naturaleza hacia
el ser creado no es sentida sino hasta la fase final de su desarrollo.
Conclusión: El
manejo de cada parte de la naturaleza es bueno y con propósito, pero este hecho
es revelado sólo al final del proceso de desarrollo y sólo a aquellos que
alcanzan la fase final, los cabalistas, pueden ver el mundo en su forma
final buena.
Existen dos caminos de desarrollo: con sufrimiento o con esfuerzos.
El plan de la naturaleza es hacernos semejantes al atributo de absoluta
bondad y, con el fin de alcanzarlo, han sido preparados dos caminos de
desarrollo.
- El camino del sufrimiento: es un proceso lento e inconsciente de desarrollo, bajo la influencia de sufrimiento, hasta reconocer que la bondad es necesaria.
- El buen camino: es un desarrollo rápido, consciente y placentero, hasta asemejarse a la naturaleza.
La meta final es esencial y está predeterminada. No hay manera de evitarla.
La naturaleza nos guía de forma rígida por el camino del sufrimiento o por el
buen camino. La naturaleza revela el egoísmo en nosotros, la fuerza malvada que
tenemos que descubrir. Tenemos que descubrir la fuerza buena y aprender cómo
generarla de la naturaleza con nuestros deseos y acciones.
El propósito de la sabiduría de la Cabalá es desarrollarnos con
la fuerza positiva.
Al estudiar la sabiduría de la Cabalá, la persona descubre que es en
realidad su egoísmo natural el que se interpone en su camino para desarrollarse
pacíficamente hasta el estado feliz que está destinada a alcanzar naturalmente.
La raíz de todo el mal es el amor propio, llamado egoísmo. Este atributo es
opuesto a la fuerza general de la naturaleza, a la bondad. Por lo tanto, la
razón de todo el sufrimiento es la brecha entre los atributos negativos del
egoísmo y los atributos positivos de la naturaleza.
Cuando un cabalista corrige el mal en él, el egoísmo, de manera que se
asemeja a la bondad en la naturaleza, en la transición del amor propio hacia el
amor a otros, descubre el placer más elevado y la sensación de eternidad.
Nuestra corrección se logra en unidad y así, unirse hasta llegar a amar a otros
es, en realidad, un mandamiento que tenemos que cumplir como la ley general de
la naturaleza. En la unidad descubrimos la fuerza positiva de la naturaleza, al
Creador.
La diferencia entre la sabiduría de la Cabalá y otros métodos, es la meta.
Nuestra naturaleza es malvada y tenemos que corregirla hacia la bondad. De otra
manera, el mal nos destruirá. La sabiduría de la Cabalá asegura éxito y
felicidad a aquellos que la usan, porque una persona que logra amar a otros, es
cercana a la fuerza superior de la naturaleza, a la fuerza de bondad y por lo
tanto, se libera de la sensación de nuestro mundo de sufrimiento y siente el
amplio mundo eterno de otorgamiento y la fuerza superior. Por lo tanto, vemos
que la sabiduría de la Cabalá sirve a la persona que la usa, de la mejor forma
posible; pero no afecta, en absoluto, a aquellos que no la usan.
(Escritos de Baal HaSulam, La esencia de la sabiduría de la Cabalá y
su propósito, laitman.es)
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