Nosotros sentimos nuestra vida dentro de nuestro deseo de recibir, que fue creado por el Creador. Únicamente este atributo existe por fuera de Él.
Nosotros siempre sentimos carencia de llenado. Todo el tiempo nos falta algo, y todo el tiempo aspiramos a alguna satisfacción. La Luz que llega al deseo de gozar, al mismo instante desaparece. Anula el deseo, y el deseo no se siente llenado. Por eso, nuestra vida, la cual sentimos a través del deseo de gozar, es percibida por nosotros como efímera, pasajera, en la que todo se desvanece. Cada momento pasa y se borra, en vez de que quede y se complete con el próximo momento.
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