RESPUESTA: La Cabalá difiere diametralmente de todos los
otros métodos y de todo lo que hay en nuestro mundo. En pocas palabras, la
Cabalá es una cosa, y todo lo demás es otra.
¿Cuál es la diferencia entonces? Está en el hecho de que la
Cabalá está basada en cambiar a la persona misma en lugar de algo fuera de él,
su entorno; tampoco está construida con base en pedirle a algún “querido Dios”
que comience a tratarme mejor o que cambie la actitud de otras personas hacia
mí. Yo no Le pido que cambie mi estado de salud o mi destino, nada por el
estilo. Le pido que transforme mi egoísmo,
¡sólo eso!
Todo el método de la Cabalá está organizado de manera que una
persona pueda transformarse a sí misma.
Por otra parte, todos los otros métodos y religiones están basados en la idea
de que el Creador debe cambiar Su actitud hacia una persona: Le pido que sea
más misericordioso y amable conmigo mientras yo lo soborno.
La Cabalá no permite nada de esto. En conexión con el Creador,
soy como el hombre que cambia ante el Absoluto. Y este absoluto no cambia. Si
el Creador es una causa primordial, el principio de todo, y si Él es
absolutamente bueno, absoluto, eterno, y perfecto, entonces Él no puede
cambiar. Sólo aquello que es imperfecto puede cambiar. Él no puede cambiar.
Por lo tanto, todos los cambios ocurren sólo en el hombre. En
otras palabras, dependiendo de mis fuerzas, estados internos, y propiedades, me
siento más o menos cómodo. Pero sólo soy yo porque yo puedo cambiar. El Creador
nunca cambia; Él es una fuerza constante, omnipotente de la Naturaleza.
De acuerdo a esto, todas las oraciones que la Cabalá describe
constituyen la plegaria de un hombre para ser transformado ¿A quién las dirige
uno, a un muro? Si el Creador es constante, eterno y completo, entonces Él no
reacciona ante ti de ninguna manera.
Sin embargo, cuando le pides a Él, te vuelves diferente y
recibes una respuesta diferente porque incrementas tu sensibilidad al hacerlo.
Aun estás presente en el mismo campo constante considerado el “Creador”, en la
misma fuerza constante. Aun así estás orando mientras deseas cambiar, y como
resultado, este campo te afecta con una intensidad más grande. A esto es a lo
que llamamos “oración”.
La palabra “orar” en hebreo (Lehitpalél) significa un juicio auto impuesto. “Orar”
significa juzgar, evaluar e increparse uno mismo. No es una petición a alguien,
con el fin de que se nos muestre misericordia o
nos favorezca. No. es una revaluación propia. Esto es la oración.
Por lo tanto, aun cuando las religiones usan la misma palabra, en Cabalá
tiene un significado opuesto, como en casi todo lo demás.(laitman.es)
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