“Mujer” en la espiritualidad significa el deseo de recibir, la carencia revelada; el proceso siempre comienza en la “mujer”, que despierta falta, porque sin esta falta que se revela no es posible seguir adelante ni un sólo paso. Pero no es bueno si esta carencia domina, porque quién debe dominar es el deseo de otorgar, lo “masculino”, que prevalece por sobre el deseo de recibir y convierte la intención “con el fin de recibir para sí mismo” en intención “con el fin de otorgar”.
Parte I, 15:05-16:07
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