¿Qué es lo
que causa que la Naturaleza pierda su equilibrio, y qué podemos hacer para
salvar nuestro Planeta? ¿Será que tenemos alguna posibilidad de evitar estos
desastres naturales? ¿O estamos condenados al azar que los mueve?
La sabiduría
de la Cabalá nos explica que toda la realidad tiene una conexión directa con
nuestra interioridad, por lo que buscar en el azar o en cambios físicos las
razones de estos desastres naturales y otros problemas es un error de
perspectiva.
La conexión
entre los desastres naturales y cada uno de nosotros es directa, porque todas
las fuerzas de la Naturaleza –en los niveles inanimado, vegetal, animal y
humano–, están conectadas y dirigidas a la corrección del hombre. Todas ellas
están incluidas en el hombre; es decir, que son en realidad una proyección de
nuestros niveles interiores. Si no dominamos y corregimos nuestra naturaleza
interna, esa falta de corrección se manifiesta de manera externa a través de
hechos que consideramos terribles.
El equilibrio natural
¿Qué es lo
que realmente causa el “calentamiento” de la Naturaleza?
Una vista
más profunda hacia el fondo del sistema de la Naturaleza, nos mostraría que
ésta mantiene un equilibrio permanente entre todos sus elementos. Todos éstos
están interconectados y son interdependientes, hasta que el mínimo daño
infligido a un solo elemento perjudica al sistema entero, sacándolo de
equilibrio.
El principio
subyacente de este equilibrio son las relaciones recíprocas que se expresan
principalmente en el reino animal. Y aunque la Naturaleza nos parezca como una
fiera por fuera, una vista al fondo nos mostraría que todas las luchas y
choques existentes los realiza para lograr su balance interno, contrario a lo
que aparenta.
La famosa
investigadora de chimpancés, Dra. Jane Goodall, quien ha pasado muchos años de
su vida en medio de la Naturaleza, lo confirma basándose en su propia
experiencia: “Sentí que no existe una fuerza mala en la Naturaleza,
sólo amor puro”.
El desequilibrio egoísta
El ser
humano, sin embargo, es la única criatura que transgrede consistentemente el
balance delicado de la Naturaleza. Se preocupa sólo por sí mismo, se aprovecha
de su prójimo y se erige sobre la ruina de los demás. Ciertamente no siempre lo
hacemos de manera consciente, pero ya sabemos que “La ignorancia de la ley no
exime de su cumplimiento”. Aunque no estemos conscientes de nuestra influencia,
somos partes integrales del sistema natural, y cuando tratamos nuestro entorno
egoístamente, sacamos el sistema entero de su equilibrio.
Baal HaSulam
lo expresa de una manera muy directa en su artículo La Paz:
“Y
examinándolo en forma general, debemos dedicarnos a dos preceptos en la
sociedad, únicamente. Éstos se pueden denominar como ‘recepción’ y ‘otorgamiento’.
Eso implica
que cada miembro está obligado por la Naturaleza a recibir sus necesidades de
la sociedad, y a la vez, está obligado a influir con su labor, para el
bienestar de la sociedad. Y si contraviene uno de estos dos preceptos, será
castigado sin piedad.”
“En cuanto
al precepto de la recepción, no hace falta examinar excesivamente, porque el
castigo se cobra de forma inmediata, lo cual impide su negligencia. Pero, en lo
que respecta al segundo precepto, el de ‘otorgar a la sociedad’, el castigo no
sólo no llega a nosotros de forma inmediata, sino que se suministra en una
forma indirecta. Y por consecuencia, este precepto no se observa
adecuadamente.”
“Y es por
eso que la humanidad se está friendo en una pavorosa cacerola, sobre el fuego
de la destrucción y el hambre, y sus consecuencias, que no han cesado hasta el
momento. Y lo más curioso es que la Naturaleza, como un hábil juez, nos castiga
de acuerdo a nuestro nivel de desarrollo, porque es evidente que cuanto más se
desarrolla la humanidad, más se incrementan nuestros tormentos y sufrimientos,
respecto al logro de nuestro sustento y existencia.”
La armonización con la Naturaleza
Si es
nuestro deseo solucionar la crisis ecológica, tenemos que aprender cómo
funciona el sistema exhaustivo de la Naturaleza y aplicar los mismos principios
en los sistemas sociales.
En otras
palabras, debemos estar conscientes de las razones que han causado la formación
de la crisis ecológica en la que nos encontramos en la actualidad, o sea, la
infracción continua y extendida de la reglamentación de la Naturaleza. Y al
mismo tiempo, entender e internalizar el hecho que la Naturaleza en total
constituye un único cuerpo multicelular en el que cada célula está conectada y
depende de todas las demás.
Si
entendemos que somos una sola sociedad humana, y usamos la fuerza que se
encuentra a nuestra disposición para cambiar nuestras relaciones –pasando de la
separación a la unión–, recuperaremos el equilibrio infringido, y llegaremos
finalmente a la paz y la tranquilidad.
(kabbalah.info/es)
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