Debido a que nuestros deseos egoístas constantemente se
desarrollan, también percibimos al mundo como desarrollándose, ya que éste es
nuestra percepción interior, subjetiva. Conforme nuestro
deseo crece, sentimos que nos volvemos más desarrollados, sin embargo, también
nos sentimos más vacíos.
A medida que cada deseo egoísta individual (cada persona)
se desarrolla, empieza a sentir su dependencia en otros deseos egoístas
(otras personas). Al mismo tiempo, los percibe como ajenos y extraños a sí
mismo. Este tipo de percepción fue creada dentro de nosotros a propósito, para
que pudiéramos recolectar todos los otros deseos y hacerlos propios.
Es con el propósito de obligarnos a ello que las circunstancias
nos fuerzan a sentir nuestra dependencia en el ambiente, ya sea en nuestro país
o pueblo, nuestros parientes, el mundo, o toda la humanidad. Descubriremos más
adelante que nuestra conexión con el mundo no es simplemente necesaria para
nuestra existencia en esta vida, sino para crear el Mundo Superior y
nuestra existencia futura.
Esta es la razón por lo que una nueva ley se nos revela en este
mundo: la ley de la participación mutua, el altruismo y la unidad.
(Reflexión diaria, laitman.es)
(Reflexión diaria, laitman.es)
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