Igualdad es cuando cada uno de nosotros tiene oportunidades
iguales, lo cual significa la
oportunidad convencional, individual para expresarnos correctamente en el sistema colectivo,
integrado, la oportunidad de recibir y de dar, y estar en equilibrio con los
demás.
De la misma forma el corazón es igual al hígado, a los riñones,
a las piernas, a los brazos, y a todos los demás órganos. Pero ¿de qué manera
son iguales? Ellos son iguales puesto que interactúan entre sí correctamente.
Cada uno de ellos hace su trabajo individual para el bien común, lo cual le
permite al cuerpo vivir.
Como una analogía, no es mi culpa que yo naciera para tener el
papel de los riñones, por ejemplo, y que hubiera nacido para ser el corazón,
mientras que otra persona lo hiciera para ser los pulmones. En este sentido,
cada uno de nosotros es inalterable. Pero si trabajamos juntos en armonía, cada
uno de nosotros es igual a todos los demás y ninguno es más grande que otro.
Vivimos nuestro potencial innato, que no elegimos.
Todos nacimos en familias diferentes y con distintas inclinaciones. Tenemos
diferentes orígenes y niveles de educación. Percibimos el mundo de manera diferente y nos relacionamos
con las cosas de manera diferente. Cada uno de nosotros experimenta las cosas
según su propia manera. Pero si cada uno de nosotros se realiza en armonía con
los demás, entonces esto será la igualdad.
(Reflexión diaria, laitman.es)
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