PREGUNTA: ¿Cómo suceden los cambios graduales que
eventualmente nos llevan a un estado en el que mi prójimo se vuelve más
importante de lo que soy yo para mí mismo? ¿Qué siento en cada estado?
RESPUESTA: Este tipo de cambio sucede en la persona sólo
con la ayuda de la Luz que Reforma. A grandes rasgos, puede dividirse en cuatro
etapas:
1. Nosotros
no sentimos a nadie que esté por fuera de nosotros; ellos nos parecen “sin vida”.
Viven en algún lugar cerca de nosotros, pero no tenemos nada en común con
ellos. Nos comunicamos con ellos, los abrazamos, cantamos canciones con ellos,
pero aun así los consideramos “marionetas” que existen a nuestro lado.
2. Más
tarde, según la medida del nivel de aflicción por el que pasamos, el cual es
provocado por nuestra preocupación de no estar avanzando lo suficientemente
bien, comenzamos a preocuparnos: “¿Qué me sucederá?” En este momento,
continuamos sufriendo y aplicando esfuerzos, pero aun así no entendemos en qué
formas conectarnos con los demás. Esto no “penetra” en nuestros oídos; son sólo
hermosas palabras, que he escuchado muchas veces…
La
realidad, el proceso de aprendizaje, y todo lo que hacemos, se vuelve más y más
importante para nosotros; nuestra preocupación por las relaciones con nuestros
amigos aún no es lo bastante clara para nosotros. Aun no sentimos que nuestra
conexión nos lleve a algún lugar. Nos parece sólo una especie de “moral” e
incluso nos recuerda los mandamientos religiosos.
3. Después,
comenzamos a desdeñar todo lo que nuestros amigos hacen en el grupo:
conexiones, bailes, cantos. No somos capaces de comportarnos de esta manera.
Ante nuestros ojos, esto parece bastante frívolo; estamos de acuerdo en actuar
de esta manera sólo porque crea una atmósfera buena y agradable y sabemos que
tenemos que inspirar a nuestros amigos y permanecer juntos. Entonces, nos
reunimos en comidas conjuntas con el fin de conectarnos un poco e incluso tal
vez atraer hacia nosotros a nuevas personas. Esto es lo que pensamos.
4. En este
punto, reconocemos que sin importar lo que hagamos, nada nos funciona.
Comenzamos a darnos cuenta que en este momento otras personas parecen más
listas ante nuestros ojos. Comenzamos a pensar: “¿Cómo hacen eso?” Comenzamos a
revaluar nuestra actitud y llegamos a la conclusión de que la unidad es
importante.
Sin
duda, ésta es el resultado del impacto de la Luz en vez de una consecuencia de
las actividades mutuas entre los amigos. A pesar de ello, dado que aún seguimos
participando en actividades en conjunto, la Luz Circundante desciende a
nosotros. Nosotros comenzamos a considerar útiles nuestras actividades
orientadas hacia la unidad, pero aún pensamos que son puramente teóricas.
Continuamos hablando de ellas y continuamos leyendo y escuchando acerca del
trabajo de grupo con más atención que antes; previamente ni siquiera
prestábamos atención a los artículos que describen esas cosas. Pensábamos que
“El prefacio a la sabiduría de la Cabalá”, “El estudio de las Diez Sefirot”, etc.
eran dignos de leerse, pero el artículo “La última generación” nos recordaba
las ideas comunistas.
Gradualmente,
bajo la influencia de la Luz Circundante, comenzamos a darnos cuenta de que
tenemos que trabajar en contra de nuestros egos y superarlos. Entonces, notamos
que superar nuestro egoísmo y conectarnos con nuestros amigos son en realidad
lo mismo; es imposible lograr esto de otra manera. Es factible sólo al estar en
el grupo y exclusivamente a través de la conexión con los amigos.
Anteriormente,
nosotros nunca valoramos las acciones externas y las desdeñamos hasta tal punto
que deseábamos que no existieran “¿Por qué tenemos que unirnos con otros?” “Ama
a tu amigo suena repulsivo… ¿Alguna vez has visto que suceda? ¿De qué estás
hablando? Me avergüenza que los libros de Cabalá hablen de cosas como esas…”
De
pronto, notamos que el contenido interno de nuestras acciones está totalmente
orientado hacia la unidad, hacia la fusión de nuestras partículas internas, en
vez de estarlo hacia los cuerpos físicos. Seguimos desdeñando nuestras
conexiones físicas. Eso no nos lleva a unir nuestros puntos en el corazón,
continuamos despreciando los “trucos” y “consignas” como: “¡Unámonos!
¡Sentémonos juntos y hablemos!”
Nosotros
comenzamos a cambiar nuestra actitud hacia la unidad. De pronto nos damos
cuenta de que se trata de conectar “los puntos en los corazones” con la ayuda
de la Luz que Reforma. Es por eso que tenemos que permanecer en el grupo. Esto
es diferente a pasar tiempo en el bar donde las personas se abrazan, cantan, y
se sienten bien. Aquí, también nos sentamos juntos, podemos beber algo y
abrazarnos aun cuando nuestra intención no sea unir nuestros cuerpos o algún
ideal terrenal egoísta, sino tratar de acercar nuestros puntos en los corazones
y pedirle a la Luz que nos impacte a nosotros y que conecte nuestros puntos. La
Luz nos influye lo suficiente según el grado de nuestros esfuerzos mutuos y el
grado de nuestro deseo por unirnos.
Así es
como avanzamos. Pasar por esas etapas es esencial. Como resultado, nosotros
estamos seguros de que nuestra presencia en el grupo y las actividades de grupo
son necesarias para conectar los puntos en el corazón con la ayuda de la Luz.
De este punto en adelante, dejamos de desdeñar la unidad. Ya sabemos que la
realización espiritual se trata por completo de la unidad y nuestro avance de
ahí en adelante se vuelve más obvio para nosotros. Al mismo tiempo, nosotros
descubrimos una nueva dificultad en nuestro camino: tenemos que averiguar la
manera de separar nuestro “yo” del punto con el que contribuimos a la unidad;
debemos preocuparnos por darle más peso a la “exterioridad” que a nuestro
propio “yo”. Para eso, también necesitamos la Luz. Sin embargo, esa es la
siguiente etapa y también consta de cuatro sub fases.
(De la lección diaria de Cabalá, El
Zóhar, laitman.es)
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