Cuando comenzamos a leer El Libro del Zóhar debemos
notar dos líneas por todas partes. Pero, ¿dónde? Y, ¿debo yo evocar la línea izquierda?
Ya hemos dicho que nosotros sólo evocamos la línea derecha, como
se nos dice en las fuentes cabalísticas: “Siempre comenzamos por la derecha”,
es decir de la Luz de Jassadim,
en otorgamiento, en
amor, en conexión, como si
ya nos encontráramos en un estado completamente corregido y la línea izquierda no controlara nada, esta se va y nosotros no la vemos;
todo está controlado por la derecha.
Nosotros debemos tratar de trabajar sólo con la línea derecha
deseando revelar el amor infinito y otorgar por medio de la Luz que Reforma, pidiendo que ésta ilumine nuestra conexión con El Libro del Zóhar. Podemos leer como si leyéramos
simplemente lo que está escrito, “contando las letras”. Y hay conexión con el
texto cuando yo quiero conectarme con la fuerza que se esconde allí, con la Luz
que Reforma, para que ésta me ilumine y me cambie. Esta Luz evoca la línea
izquierda en mí, iluminando sobre mí e impresionándome, evocando así las
diversas interrupciones, confusiones y pensamientos que son diferentes al amor
y la conexión.
Entonces, a pesar de estas interrupciones, yo tengo que tratar
de sentir amor y otorgamiento y pedir la corrección para que las dos líneas se
conecten. No estoy pidiendo que el “mal muera”, sino que “se reforme”. Así es
como avanzamos.
Esto significa que yo no tengo que preocuparse por la línea
izquierda. Si yo avanzo correctamente en la línea derecha, la línea izquierda
aparecerá con toda seguridad. Pero cuando aparezca, yo tengo que asegurarme de
que yo controlaré la derecha y ésta controlará la izquierda. Esto significa que
la línea izquierda no desaparece, la inclinación al mal permanece, pero yo la
convierto en la buena inclinación al crear desde la línea derecha la cubierta
correcta para ella, la intención con el fin de otorgar.
Esto es en realidad lo que queremos que suceda. Por lo tanto, en
la lectura del Zóhar, tenemos que pensar constantemente sólo acerca del amor y
la conexión entre nosotros. Y trabajar con lo que se nos revele.
(Reflexión diaria, De la lección
diaria de Cabalá,
El Zóhar, laitman.es)
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