PREGUNTA: ¿Cómo
puedo reconocer con exactitud el punto de mi libre albedrío?
RAV M.LAITMAN: En
primer lugar, descubrimos que no somos libres en absoluto, al cien por ciento.
Esta es la realización del mal.
Sin embargo, por otro lado, ¿qué hay de malo en eso?
Si yo estoy completamente bajo el poder del Creador, o de la Naturaleza,
entonces no se me pide nada. Yo no soy ni bueno ni malo. ¿Qué hay que exigir de
mí? No importa lo que yo haga, no soy yo quién lo hace, como está escrito: “Ve
donde el artesano que me hizo”.
La religión se basa en esto. Yo soy una persona
pequeña. Hago todo lo que Él quiere. Si Él dice que lo haga, yo lo hago. De
esta manera, todos mis cargos son retirados, las preguntas se cancelan, y me
liberé de los problemas.
Sin embargo, en este camino, tú pierdes la
independencia y la libertad. Sólo siguiendo los decretos del Creador, aún de
mala gana, encontrarás siempre una recompensa para ti que facilita tu tarea a
costa de tu verdadero “yo”. Por esta razón la religión es buena para las masas.
Cuando todo viene de Arriba, esto añade una sensación de comodidad a la vida y
proporciona apoyo psicológico para fluir junto con todo el mundo.
Por otro lado, en la Cabalá, yo demando independencia,
en vez de auto anulación. Quiero encontrar el comienzo de mi “yo”. En esta
búsqueda, en esta evaluación racional y lógica, descubro que en realidad, yo no
existo. Yo no tomé la decisión de nacer en este mundo, no elegí mis cualidades,
mi genética, mis padres, mi país, o mi entorno. Yo fui criado y educado por
sistemas e instituciones ya formados tales como la guardería, la escuela, los
medios de comunicación, y así sucesivamente. ¿Quién soy yo, después de todo
esto? Yo soy un pedazo de masa horneada en un horno común dentro de una hogaza
corriente de pan.
Cuando veo esto, surge una pregunta en mí: ¿Esta es la
vida? ¿Qué es lo que me da, aparte de interminables problemas, una constante
huida del sufrimiento, y breves momentos de placer? Este es el reconocimiento
del mal: yo comienzo a pensar acerca de la esencia de lo que está sucediendo,
sobre mi viaje y su final, y entiendo que yo no existo. Sólo existe una máquina
que yo no enciendo ni controlo. Cuando hay un conflicto de algoritmo en el
computador, este arroja un mensaje de error. Yo también respondo a los
problemas, aunque de una forma sensorial. La presión salta en alguna parte, y
siento dolor. Eso es todo que hago.
En este caso, simplemente no tengo ninguna razón para
vivir. Muchas personas llegan a esta conclusión. Lo único que las detiene es el
miedo instintivo a la muerte, e incluso este no siempre funciona.
Aquí es donde empiezo la búsqueda de la verdadera
libertad, de mi verdadera esencia. El camino para llegar a esta yace en
volverme como el Creador, no en adorar y cancelarme a sí mismo ante Él, sino en
volverme en realidad como Él. Tengo que crecer y ser más como Él. La
independencia y libertad absolutas son inherentes al Creador. No existe nadie
más que Él en toda la naturaleza. Yo puedo crecer de acuerdo con el mismo
principio en el que no haya nadie más aparte de mí en toda la naturaleza.
Este es el método cabalístico. Buscamos la libertad y
la independencia. Lo más doloroso es el hecho de que no existen. ¿Dónde puedo
encontrar mi “yo”? Esta búsqueda de mi propio “yo” es toda mi vida. Quiero una
auto expresión mayor. Quiero gobernar a todo el mundo y recibir. ¿Para qué es
todo esto? Es para que mi “yo” se forme y crezca. En este caso, la Cabalá
explica que la adquisición de tu “yo” significa la adquisición de las
cualidades del Creador, es decir, adquirir la libertad.
PREGUNTA: Entonces, ¿cómo puedo
encontrar a mi “yo” sin libre albedrío?
Respuesta: El
punto inicial de mi “yo” se manifiesta a través de preguntas acerca del
significado y la esencia de la vida. La persona que viene a la Cabalá ya cuenta
con este punto de elección, un punto en el corazón, una chispa, al otro lado de
la línea media, el reverso de la libertad, la sensación de vacío y carencia.
No tengo la libertad, y por eso hago preguntas acerca
del significado de la vida. Esto es exactamente lo que no tengo. No me importa
la vida misma, tengo que encontrar mi “yo”.
(De la lección diaria de Cabalá, “La Libertad”,
laitman.es)
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