Cuando una persona comienza a
practicar en el grupo, tratando de salir de sí mismo y de unificarse con los
deseos de los demás en el amor y otorgamiento, trabajando por encima de su
egoísmo, descubre una distancia que le separa de ellos: la plena medida de su
odio y resistencia egoísta. Gradualmente, empieza a ver cómo esta distancia es
infinita: Así de distante es él de los demás.
Sin embargo, cuando una persona trabaja
sobre sí mismo y adquiere una cierta cercanía, descubre que la distancia, la
Luz superior, la fuerza superior, está oculta. Resulta que la distancia entre
él y los demás se divide en 125 estados o pasos. Con todo, este camino se
divide en cinco mundos, cada uno de los cuales consta de cinco Partzufim,
mientras que cada Partzuf está compuesto por cinco Sefirot,
que también se cuentan como diez.
Con cada nuevo paso, la persona se
ajusta con mayor precisión a la forma considerada como un Partzuf espiritual
que incluye diez Sefirot. Avanzamos al vestirnos en ellas y al
estructurarnos de manera interna para coincidir con ellas. Gradualmente,
crecemos acercándonos a su forma ideal, hasta que toda la estructura del Árbol
de la Vida se viste en la persona. Por eso que se dice que el hombre es el
Árbol de la Vida.
Hoy en día, en la etapa final de la evolución
de la humanidad, nuestro egoísmo está saciado. No tiene mayor desarrollo. Por
lo tanto, nos sentimos deprimidos, cansados, y recurrimos a las drogas y al
terror, insatisfechos con la forma en la que vivimos.
En esencia, nuestra saciedad egoísta es
el impulso para salir a una realidad más elevada, para ser enriquecidos por el
amor. De hecho, no tenemos otra opción. Creemos que estamos limitados por el
mundo integral que nos bloquea, pero esto está más allá de este punto. Es que
ha llegado el momento para que la humanidad se eleve a otro nivel de
existencia, a una dimensión superior. Es por esto qué el mundo está cambiando
tan rápidamente ante nuestros ojos.
Esperemos que podamos educar al público
con respecto a cómo alcanzar el amor y la unidad para que ellos puedan entrar
en la nueva dimensión al tomar un atajo agradable, sin dramáticas sacudidas. Es
la única razón por la cual estamos trabajando en todo el mundo y hablando a
todos acerca de nuestra experiencia.
Nuestra percepción del mundo dicta que
expliquemos a la gente tan pronto como nos sea posible, que el mundo está
entrando en un nuevo estado, que la naturaleza es totalmente global. Debemos
explicar que la naturaleza nos pone en una especie de “burbuja” en la que
trabaja sólo una fuerza, y si no nos armonizamos con esa fuerza, enfrentaremos
enormes problemas.
Pero ¿cómo podemos armonizarnos con la
fuerza unificada? Para ello, debemos estar conectados de la misma forma en la
que los niveles inanimado, vegetativo, y animado de la naturaleza están unidos
de manera instintiva. Toda la ecología no es más que una red integral de
relaciones, donde sólo el hombre en su egoísmo destruye este balance. Si no nos
armonizamos con la naturaleza, no sobreviviremos.
Por lo tanto, estamos circulando la
Cabalá y explicando a la humanidad la necesidad de unirnos, para elevarnos por
encima del egoísmo y alinearnos lo mejor que podamos para coincidir con la
naturaleza. De lo contrario, somos un tumor canceroso en el cuerpo, que consume
su entorno y muere.
Es evidente que hay una diferencia entre
el progreso interno, personal, individual y nuestro trabajo a escala mundial
que ofrece una menor calidad. Sin embargo, llevamos a cabo esta tarea,
simplemente porque es el momento de empezar a cuidar de todo el mundo. Para
esto está destinada la sabiduría de la Cabalá.
(kabbalah.info/es)
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