Al revelar al
Creador la persona obtiene la fuerza superior que opera en toda la creación.
Debido a esto todo se vuelve claro y se entiende. Ella ve toda la realidad que
no tiene comienzo ni final, sino solo el estado fijo. Este estado le explica
todo a la persona. Ella alcanza la dimensión superior y no le quedan preguntas.
Ella vive por encima del tiempo, movimiento y lugar, y no existe
división en pasado, presente y futuro; esta es la realidad que existe por fuera
del cuerpo físico. Nuestro cuerpo vive si hay un pulso, y así este percibe la
realidad, al sentirse a sí mismo en tiempo, es decir en el pasado, presente y
futuro, pero cuando existimos en los límites de nuestro cuerpo, todo
desaparece. Entonces nosotros mismos nos encontramos a en el mismo estado que
el Creador.
Ahora ustedes están preguntando: “¿Entonces qué sigue?” Pero no
existe tal pregunta dado que todas nuestras preguntas surgen de una
deficiencia, del deseo de recibir, el cual queremos llenar, pero cuando somos
incorporados en el deseo de otorgar, todas
las preguntas desaparecen. Nosotros nos fundimos con la fuerza única. Tenemos
que sentirla y esto les proporcionará las respuestas a sus preguntas que no
pueden ser expresadas en palabras.
Cuando yo entro a la sensación espiritual, esta responde todas
mis preguntas. Esta pregunta no surge de la simple curiosidad, sino de la buena
voluntad. Ustedes descubrirán la espiritualidad y lo verán todo. Se nos dice
“Prueben y vean que el Señor es bueno”. Antes de probar esta sensación,
nosotros no podemos verlo a Él y es imposible explicar esto. Cuando lo
alcanzamos a Él, todo se aclarará por sí mismo.
(De la Convención en Nueva Jersey del
5/10/13, Lección 1, laitman.es)
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