No hay amor en nuestro mundo. A lo que llamamos amor es el
anhelo por el placer o a ser colmados por el placer. En otras palabras, el amor
corporal es nuestra actitud hacia aquello que nos proporciona placer. Medimos
al amor por el grado en que nos llena aquello que es la fuente de nuestro amor.
El amor espiritual funciona de otra manera. Es cuando una
persona se eleva por encima de su egoísmo y no depende más de él. Entonces
empieza a percibir los deseos de los otros como propios, y se une al deseo
entero que fue creado por el Creador (con el alma común, Adán).
Una vez que se adquiere este atributo de otorgamiento y se
preocupa por llenar los deseos que están fuera sí mismo, entonces encuentra al
Creador, el atributo general del amor, dentro de este deseo común.
(laitman.es)
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