La esencia del método cabalístico funciona correctamente con el ego creciente mediante la línea derecha altruista, y al mismo tiempo el ascenso de los niveles de los espirituales. Así, la siguiente fase de la evolución espiritual es la revelación del ego gigante dentro de nosotros.
La pregunta es ¿de dónde vendrá el gran ego que puede elevarnos
hasta el final a nivel del Creador?
Si hubiera aparecido en las primeras etapas de la formación
espiritual, no habríamos podido trabajar con él y habríamos escapado
subconscientemente de nuestro nivel. Por lo tanto, el hundirnos en el ego y su crecimiento
interno son algo gradual. Tal acercamiento gradual al ego que finalmente se
revela en todo su enorme vacío oscuro y en la fuerza que se lo traga todo, está
descrito en la historia de José y sus hermanos.
Al principio, el ego pequeño y no perjudicial de los hermanos
que envidiaban a José creció y se convirtió en enormes conflictos llamados
Egipto. Egipto (Mitzrayim) se
deriva de la palabra hebrea “Mits Rah, mal jugo”, es decir la concentración del
mal.
Por un lado, no parecía tan malo, pero por otro lado, ellos se
encontraron con un problema: Si no se acercaban a la maldad y esta se acumulaba
dentro de ellos y parecían acallar las disputas que tenían, no serían capaces
de seguir adelante. Por eso dice en la Torá que hubo hambre en la tierra de Israel.
Así que ¿qué podían hacer si sin el ego no había manera de
avanzar en la espiritualidad?
Esta es la forma en que comenzaron a sentir la necesidad de un ego creciente y
su correcto llenado. Así se hundieron en Egipto, que estaba en beneficio de
ellos, ya que los nutrió y los despertó.
Además, su padre Jacob entró en el mismo estado, puesto que
entendió que esta es la línea media sin la cual es imposible avanzar y que
ellos necesitaban un gran ego para el trabajo posterior sobre este. La
construcción del ego es llamada los siete años de saciedad.
Durante esos años, el ego parece muy atractivo, porque no
muestra que esté en contra del camino espiritual. La vida en el cautiverio del
ego parecía dulce, buena y sensible y ellos se volvieron sus esclavos.
Durante este tiempo, Israel se desarrolla, crece y se
multiplica, es decir que el método de la utilización correcta del ego y su
orientación correcta durante los primeros siete años es muy fructífera. Esto se
debe a que el ego, como parte de la naturaleza femenina, primero es sumiso y
sugiere: “úsame y avanza”.
Pero después de haber absorbido el ego al máximo durante los
primeros siete años buenos, su absorción llegó a su final. Siete años es un
nivel completo HGT NHYM,
los siete años buenos se sustituyen por los siete años malos (de hambre).
Ellos comienzan a reconocer el mal en el ego. Todo el beneficio
que aparentemente tuvieron antes, es en realidad el vacío total. El
reconocimiento del mal también ocurre durante siete años, dado que estos son
los mismos niveles de HGT NHYM.
En cada uno de ellos tienen que reconocer que este constantemente lleva a
resultados negativos.
Hacia el final de los siete años malos, ellos alcanzan el último
atributo, el más egoísta, Maljut. Aquí ya tienen que someterse a golpes graves,
a las diez plagas de Egipto, con el fin de abandonar el uso previo del ego.
De Kab.TV, "Historias breves")
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