PREGUNTA: Nosotros
decimos que queremos corregir a la persona. ¿Qué parte dentro de nosotros
llamamos ser humano?
Rav M.Laitman: Si separamos las
tres necesidades físicas principales del hombre que están relacionadas con el
cuerpo físico (animal), comida, sexo, y familia, entonces el llenado de
estos deseos es la satisfacción de las necesidades animales normales. El siguiente
nivel de deseos, es decir riqueza, poder, fama y conocimiento, pertenece a las
aspiraciones humanas, y hay que llenarlas sólo de acuerdo al entorno social que
lo rodea.
Ustedes pueden satisfacer sus deseos animales en la familia,
independientemente de donde vivan: en una granja, en un pequeño pueblo o en una
isla deshabitada. Tienen una familia, una esposa e hijos, tienen
suficiente comida y viven en paz. Si sus deseos van más allá de alimento, casa
y familia, entonces no puede vivir en una isla desierta. Ustedes quieren estar
en Manhattan porque sólo allí tienen la oportunidad de hacer realidad su
aspiración por la riqueza, el poder, la fama y el conocimiento.
PREGUNTA: Sin embargo,
¿qué tendría de malo si yo fuera un médico famoso y ganara cien veces más que
otros?
Rav M.Laitman: Si estás en tu
estado animal en una isla separada, en equilibrio con el medio ambiente y
consumes todo lo que necesitas; no dañas la naturaleza. Tú comes y reproduces,
y todo está bien.
Sin embargo, en Manhattan, con deseos de riqueza, poder y
conocimiento, también debes estar en equilibrio con la naturaleza material que
te rodea. Te encuentras en una nueva “jungla”, pero ¿estás en equilibrio con
ella? Surge la pregunta: ¿Qué significa el “balance” en
la sociedad actual, no en un lugar en una isla o en un pueblo, sino
en Manhattan?
Esto significa que tú das, tanto como recibes. Esta es la ley
básica de la naturaleza, la ley del equilibrio.
Esta ley también se aplica a nuestros cuerpos. Todo lo que existe:
naturaleza inanimada, vegetativa y animada aspiran al equilibrio. Y si el
balance desaparece de repente, esta es una condición temporal, una enfermedad,
como en nuestro cuerpo, cuando hay una diferencia entre los diversos parámetros
internos.
La pregunta es si todo ello se establece correctamente. Si tenemos
en cuenta nuestro sistema interno natural, entonces podemos medir
la salud de la sociedad de la misma forma que la salud del cuerpo. De
acuerdo a este sistema, tú puedes aprender cómo debemos comportarnos en el entorno,
es decir, con nuestra propia especie.
El hecho es que los lobos, los osos o los tigres no destruyen el
medio ambiente. Ellos toman todo lo que necesitan para comer y nada más. Al
estar en desequilibrio con la naturaleza, la destruimos y así nos destruimos a
nosotros mismos.
Imagina si un oso sano matara con sus patas a todos los conejos.
¿Qué haría mañana? Él se mataría de hambre a sí mismo. Por lo tanto, la
naturaleza crea instintivamente en los animales un reflejo de protección, y un
oso bien alimentado no quiere nada más. Él puede jugar con estos otros conejos.
El instinto de cazador se despierta en él sólo con la sensación de
hambre. El oso no es un enemigo para alguien a quien él mata; él no lo hacen
para dominar a los demás. No anhela el poder, como se muestra generalmente en
los dibujos animados. ¡Eso es absolutamente falso! El oso ve a los otros
animales como fuente de su energía y nada más.
Sin embargo, el ser humano ve en la otra persona un objeto al que
puede dominar. Cuanto más lo humille, en esa medida yo me siento mejor. Estoy
dispuesto a someter al mundo entero y quiero eso. Yo quiero saber más que todos
los demás, tener más influencia que cualquier otra persona para que todos se
inclinen ante mí, para ser el más rico. Quiero que mi “yo” exista. Todo el
resto son sólo pequeños insectos que se arrastran a mi alrededor.
Por supuesto, la persona no puede ser culpada por esto porque la
naturaleza desarrolla todos estos deseos dentro de nosotros. ¿Con qué propósito
los desarrolla?
Incluso si no sabemos por qué, entonces, al menos tenemos que
entender la causa de todo nuestro sufrimiento. Solo yace en el hecho de
que tenemos que alcanzar un equilibrio con los demás. Cualquier estado de
desequilibrio provoca grandes problemas, y nos lleva a la destrucción.
(Del Kab.TV “La medicina del futuro”, laitman.es)
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