Capítulo 8 "TODO ESTÁ LISTO PARA EL PROPÓSITO DE LA VIDA"
Sección "Una nueva generación de niños felices y seguros" (Página 119 - 121)
Cada uno de nosotros se esfuerza por dar a sus hijos las mejores herramientas para la vida. Es por eso que intuitivamente los educamos para ser altruistas. De hecho, la educación de la joven generación siempre se ha basado en valores altruistas.
Les inculcamos a nuestros niños ser amables con los demás porque inconscientemente sabemos que si son groseros a la larga quien acaba perjudicado es la persona descortés. Queremos proporcionar a nuestros niños seguridad y sentimos que podemos lograrlo mediante la educación altruista.
Por consiguiente, la seguridad de una persona no depende del individuo, sino del ambiente. Porque nuestro ambiente refleja la actitud de una persona hacia el ambiente, todo daño proviene del ambiente. Sin embargo, al promover valores altruistas, incrementamos las posibilidades que la sociedad no nos perjudique.
Cada sociedad, en cada país, a través de la historia, ha deseado impartir valores altruistas a sus hijos. Sólo un individuo muy poderoso, como un tirano, cuyos guardias están prestos a hacer cumplir su voluntad, puede permitirse enseñar a sus hijos a ser desconsiderados, groseros y crueles. Pero, los hijos de estas personas necesitarán mucha protección para sobrevivir. Van a tener que estar en guardia contra todos los demás y protegerse con la fuerza de las armas.
Una buena actitud hacia los demás imparte una sensación de seguridad, paz y calma que es mejor que nada. Por esta razón, tratamos de educar a nuestros hijos con estos valores. Sin embargo, y este es un punto muy importante, con el paso del tiempo los niños se dan cuenta que nosotros no nos comportamos en esta forma hacia los demás y por tanto se convierten en egoístas como nosotros.
La educación se basa en los buenos ejemplos. ¿Estamos dando a nuestros hijos un ejemplo de comportamiento altruista hacia los otros? La respuesta es probablemente negativa, aunque los eduquemos desde pequeños para que sean altruistas. Un niño que observa que sus padres dicen “haz lo que te digo, no lo que hago” percibe que sus palabras son vacías y falsas. Sin importar que tanto intenten mostrar a sus hijos la mejor manera de comportarse, será inútil.
Las crisis dentro de las que nos encontramos hoy en día, y nuestro amenazante futuro nos obliga a realizar un cambio. Hasta ahora, hemos estado enseñando a nuestros niños algo, sin embargo, no seguimos nuestros propios consejos. Pero, ahora no tenemos ya alternativa. Debemos cambiar nuestra propia actitud egoísta hacia los demás.
A medida que un número creciente de personas empiecen a comportarse altruistamente, la realidad en que nacerán los niños irá cambiando y van a captar fácilmente lo que antes era muy difícil de comprender. Van a reconocer que todos somos parte de un sistema único y que por consiguiente nuestras relaciones deben ser altruistas. No hay nada mejor que podamos hacer para nuestros niños y para nosotros mismos.
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