Todos nosotros,
independientemente de nuestros orígenes, hemos experimentado el sentimiento de
profundo enamoramiento, al menos una vez en la vida. El amor es ciego. Cuando
estamos enamorados, no encontramos errores en la persona amada, justificamos
todo lo que hace, y sólo vemos lo mejor de él o ella.
Sin embargo, la
mayoría de nosotros sabemos que la “burbuja de amor” inevitablemente se
revienta, y viendo en retrospectiva nos preguntamos: “¿Era el amor que sentía
sólo una ilusión? O ¿Por qué no puedo sentirme ahora tan bien como antes,
cuando estaba enamorado?”
El amor – ¿Qué es en
realidad?
La sabiduría de la
Cabalá presenta una explicación innovadora al dilema del amor. Explica que la razón
por la cual nos sentimos bien, precisamente cuando experimentamos “esa cosa
llamada amor”, es que lo que sentimos concuerda de alguna manera con la cualidad
innata de la Naturaleza.
Sentir amor, es una
indicación de que hemos establecido contacto con esta cualidad positiva que
revigoriza y une todas las partes de la realidad. La Cabalá la llama “amor” u
“otorgamiento”, y explica que es el factor unificador entre todos los elementos
que conforman la realidad: minerales, plantas, y animales, así como de todas
las experiencias en el mundo interior del ser humano.
Sin embargo, las
demás partes de la naturaleza -inanimadas, vegetales y animadas- comparten esta
cualidad de amor universal, de manera natural; mientras que el ser humano es la
única criatura que no implementa esta cualidad automáticamente. Nosotros somos
la excepción; fuimos creados para actuar libremente: Amar u odiar, dar o
recibir, y así sucesivamente.
Cuando actuamos en
contra del amor
El ser humano tiende
a actuar en contra de la cualidad general de la Naturaleza, y esta es la raíz
de todas nuestras sensaciones negativas. Por alguna razón, solemos pensar que
nos sentiríamos mejor haciendo cosas para beneficio propio, incluso a expensa
de otros. Nos enfocamos en “yo, yo, yo”, “¿cómo puedo yo sentirme mejor?” y, “¿qué
puedo hacer para ganar, yo, más dinero/fama/poder?” Sin embargo, sabemos
claramente que este camino a la “felicidad” está pavimentado con competencia, envidia,
soledad y dolor.
Obviamente, esto es
lo opuesto a lo que pensamos cuando estamos enamorados, cuando todos nuestros
pensamientos están dirigidos hacia el otro, y lo único que nos importa es esa
persona. Cuando estamos enamorados, solamente pensamos en, “¿qué podemos hacer
por él/ella?”
Si analizamos por un
momento nuestra realidad cotidiana, y nos observamos desde una perspectiva más
amplia, veremos que nos sentimos mejor precisamente cuando estamos en armonía con
la cualidad del amor, porque entonamos nuestra “frecuencia interior” a la frecuencia
que prevalece en toda la Naturaleza, a la corriente del universo completo.
Si preguntáramos
incluso a los científicos, ellos estarían de acuerdo en que todos los
organismos vivientes, cumplen “la ley del amor”. Esto se debe a que todas las
células y demás partes de los organismos vivientes interactúan de acuerdo al principio
de “otorgamiento”, dando una a la otra, constantemente, con el propósito de
cuidar las funciones esenciales y el bienestar del cuerpo entero y su
vitalidad.
Incluso los cuerpos
humanos se adhieren a las leyes de la Naturaleza de esta misma manera, ya que
el organismo funciona a un nivel animal. Es sólo en el nivel humano de nuestras
interacciones –en nuestros pensamientos y sensaciones- que empezamos a desviarnos
hacia otra dirección.
El nivel humano en
nosotros es donde sentimos nuestro “yo”, nuestra identidad, y nuestra constante
preocupación por nosotros mismos. Debido a que esta parte en nosotros está
enfocada en ganancias e intereses personales, usualmente no nos damos cuenta
que el mundo es un todo, integral, interconectado e interdependiente.
En otras palabras,
perdemos de vista, que el placer o el sufrimiento de las otras personas están
íntimamente ligados a nuestra interioridad, y que nuestro bienestar depende directamente
del bienestar de los demás. La Cabalá nos ayuda a reenfocar y ver en detalle lo
que está pasando, como cuando observamos las cosas “bajo una lupa”. Luego nos
damos cuenta que la ley de la Naturaleza, de amor absoluto –universal,
instintivo, natural, atento y cuidadoso- está muy lejos de ser realizada a
nivel humano.
Cuando armonizamos con
la Naturaleza experimentamos un amor infinito
Si cambiamos esta
tendencia, y empezamos a considerar a los demás de acuerdo a la ley de
otorgamiento, sentiremos ese extraordinario sentimiento de “amor” todo el tiempo,
no sólo en períodos cortos; ya que estaremos participando en el flujo de la
Naturaleza, integralmente, tal como lo hacen las células del cuerpo.
Simplemente nos fusionaremos con el resto de la Naturaleza y todo lo que nos
rodea, en amor puro.
Esta armonía con la
Naturaleza a nivel humano nos traerá una sensación de amor, placer y paz
infinitos. Este sentimiento es considerado “Infinito” ya que cuando lo
percibimos, los límites entre nosotros simplemente se desvanecen, y
literalmente sentimos a los demás como si fueran parte de nosotros mismos.
Por la tanto, una
relación de amor y otorgamiento no es solamente un cambio de actitud o
percepción, sino, un mejoramiento fundamental y duradero de nuestra calidad de
vida.
(La Voz de la Cabalá, Edición #5)
0 comentarios:
Publicar un comentario