Pregunta: Yo me siento en las lecciones y
espero sentir algo. Pero mientras tanto no tengo claridad acerca de lo que
usted enseña…
Respuesta: La persona que comienza a aprender requiere unos
cuantos años antes de comenzar a entender algo. Pero incluso entonces, ella aún
no se mueve; todavía no reacciona. Las palabras ya han entrado en su cerebro e
incluso en su corazón, dándole ya algo que es una reacción interna, pero aún no
llegan a las profundidades de la emoción, no penetran a través de las cuatro
fases que caracterizan todos los deseos, todavía no incitan una reacción.
Después
de eso llega la próxima etapa: la persona ya quiere reaccionar, pero no sabe
cómo. Ella tiene que hacer una aclaración específica de la emoción que, desde
una abstracción general se enfoca gradualmente en algo más claro y deliberado,
como un vector.
Después
de esto, la persona comienza a reaccionar cada vez más a lo que sucede en el grupo y
ve que los acontecimientos futuros ocurrirán por fuera de ella, dentro del
grupo. Porque un grupo, no son los rostro de los amigos, sino más bien, el
campo en el que se realiza el desarrollo. Y la persona que mira dentro de él
con una concentración cada vez mayor, adquiere más importancia por él y
preocupación por su relación con la sociedad, y después de eso, se esfuerza
conscientemente por no perder esta conexión en ningún estado.
Ahora
ella ve que el grupo es el espíritu colectivo que mora entre los amigos que les
pertenece a todos ellos. En el campo de ellos, ella comienza a percibir
gradualmente todo tipo de fuerzas, con diferentes interpretaciones. Esta no es
simplemente una imagen homogénea; más bien tiene todas las variedades de
formas, es decir, las relaciones de fuerzas. Es como mirar los radios individuales
de una rueda de bicicleta que gira rápidamente…
Nuestro
avance es así en este tiempo, la paciencia, y el esfuerzo juegan un papel
clave.
Pregunta: Si yo discierno “picos” aislados
en conexiones aisladas, entonces ¿qué tengo que hacer con esto?
Respuesta: Existen diversas fuerzas que
nosotros conectamos mutuamente unas con otras. Cuando entro en un sistema, yo
miro cómo usarlas para que puedan produzcan un beneficio, aprendo acerca de
nuestras conexiones, las comprendo y las mejoro por
medio de correcciones más detalladas. Y ciertamente yo le atribuyo todo al
Creador.
Al
final, esta fuerza es algo simple, y su acción es como un interruptor doble.
Sin embargo, las conexiones mutuas crean para nosotros una imagen muy compleja
de la realidad. La materia de nuestro mundo consta de partículas elementales,
pero mira el universo que se compone de ellas.
Toda la
riqueza y la variedad se derivan de una integración de conexiones. Los
elementos más simples de la Tabla Periódica de Mendeléiev están integrados de
diversas maneras, formando sustancias con características completamente
diferentes y con comportamientos absolutamente distintos. La posibilidad de
conexión mutua de los tres componentes, el protón, el neutrón y el electrón,
producen infinitas formas de conexiones complejas. Esto quiere decir que la
conexión es la base de todo.
(De la lección diaria
de Cabalá, “Introducción al Libro del Zóhar”, laitman.es)
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