En la sabiduría de la Cabalá estudiamos que existe la
Luz directa que proviene del Creador, y la Luz que retorna, la cual
debemos regresar al Creador. Ello significa que el Creador desea que nos
comportemos hacia él con Luz que retorna, así como él nos entrega la Luz
directa. Pero Él solo es deseo de otorgamiento, mientras que nosotros
debemos actuar con la intención con el fin de otorgar, ya que somos deseo
de recibir.
Resulta que somos inversos al Creador en el deseo, y
solo a través de nuestra intención es que podemos asemejarnos a Él. Por ello,
cada vez que aumenta el deseo en el hombre, él se vuelve inverso al Creador, y
cuando corrige su deseo con la intención de otorgar, entonces se vuelve
semejante al Creador. Así es que el hombre se encuentra constantemente en dos
situaciones, entre dos líneas, y el propósito del trabajo es intentar
situarse en la Línea Media, no prestarle atención a sus estados emocionales,
sino desear en todo momento estar en la mayor adhesión al Creador. A ello
se lo llama “situarse en la Línea Media”.
(Reflexión diaria, kabbalah.info/es)
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