La actitud de la sociedad hacia el altruismo
(Continuación del Capítulo 8 –página 118 - From Chaos to Harmony)
Construir una sociedad altruista será apoyada ampliamente por el gran público, puesto que a todos nosotros nos gusta pensar que somos buenas personas que compartimos con las demás sus infortunios y les brindamos ayuda. Así es como estamos estructurados. Teóricamente nada nos impide afirmar que somos egoístas y que no queremos tener consideraciones con nadie. Sin embargo, nadie se siente satisfecho de su egoísmo.
La sociedad naturalmente aprecia a todos aquellos que contribuyen a ella. Por consiguiente, todos se esfuerzan por aparecer de esta manera. Toda persona, sociedad, personalidad pública y gobernante desean presentarse como altruistas. Lo que es más, nadie va a alentar a los demás a ser egoístas porque eso no sería ventajoso para sí mismo. Por esta razón, hasta los mayores egoístas se presentan como altruistas, no sólo para ganar el reconocimiento de la sociedad, sino a cambio poder beneficiarse del altruismo de los otros.
Si bien es verdad que existen personas poco comunes que se declaran abiertamente egoístas, no están manifestando que se sienten orgullosas de ser un agravio a la sociedad sino más bien quieren decir, “Miren, soy especial”. Con tal afirmación lo único que buscan es ganarse la atención de la sociedad.
Por consiguiente, nadie se opone abiertamente a la expansión del altruismo en el mundo. Algunas personas apoyarán al altruismo activa y algunas otras pasivamente, pero nadie podrá oponerse. En el fondo, todos sentimos que el egoísmo está acabando con todo y que el altruismo es un elemento positivo que brinda vitalidad y alegría. Por eso enseñamos a nuestros pequeños a ser considerados con los demás, aún cuando nosotros mismos seamos egoístas.
(Continuación del Capítulo 8 –página 118 - From Chaos to Harmony)
Construir una sociedad altruista será apoyada ampliamente por el gran público, puesto que a todos nosotros nos gusta pensar que somos buenas personas que compartimos con las demás sus infortunios y les brindamos ayuda. Así es como estamos estructurados. Teóricamente nada nos impide afirmar que somos egoístas y que no queremos tener consideraciones con nadie. Sin embargo, nadie se siente satisfecho de su egoísmo.
La sociedad naturalmente aprecia a todos aquellos que contribuyen a ella. Por consiguiente, todos se esfuerzan por aparecer de esta manera. Toda persona, sociedad, personalidad pública y gobernante desean presentarse como altruistas. Lo que es más, nadie va a alentar a los demás a ser egoístas porque eso no sería ventajoso para sí mismo. Por esta razón, hasta los mayores egoístas se presentan como altruistas, no sólo para ganar el reconocimiento de la sociedad, sino a cambio poder beneficiarse del altruismo de los otros.
Si bien es verdad que existen personas poco comunes que se declaran abiertamente egoístas, no están manifestando que se sienten orgullosas de ser un agravio a la sociedad sino más bien quieren decir, “Miren, soy especial”. Con tal afirmación lo único que buscan es ganarse la atención de la sociedad.
Por consiguiente, nadie se opone abiertamente a la expansión del altruismo en el mundo. Algunas personas apoyarán al altruismo activa y algunas otras pasivamente, pero nadie podrá oponerse. En el fondo, todos sentimos que el egoísmo está acabando con todo y que el altruismo es un elemento positivo que brinda vitalidad y alegría. Por eso enseñamos a nuestros pequeños a ser considerados con los demás, aún cuando nosotros mismos seamos egoístas.
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