Si, en vez de enfocarnos en cada niño
individualmente (quién es y que hace), cambiamos a un énfasis específico en la
conexión de los niños entre sí y en su relación con los adultos, y si en el
proceso de educación facilitamos la conexión de una persona con su entorno,
entonces él va a evolucionar internamente de forma correcta también.
De hecho, todas nuestras cualidades
internas, inclinaciones, y genes no son asuntos de corrección. Se nos dan sólo
para estar en contacto con otras personas.
Este sistema entero fue creado
completamente opuesto a su estado actual. Nosotros fuimos fusionados en un
deseo común a tal grado que ninguno de nosotros fue notable o percibido en
absoluto. Sólo después de la ruptura de este sistema nos dividimos en “yo”,
“tú”, y “él”.
Por lo tanto, nuestras personalidades no
requieren ninguna corrección. Desaparecerán a medida que creemos lazos
correctos y nos incorporemos en los demás.
Sólo estas conexiones o ausencia de las
mismas definen cómo una persona es vista por la sociedad y la forma en la cual
trabaja correctamente y se realiza a sí mismo en ella.
(De la lección diaria de Cabalá, “La
Libertad”, laitman.es)
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