Agreguemos
el deseo de otorgar, revelaremos una realidad espiritual.
Debemos
descubrirnos a nosotros mismos hasta que punto somos solamente deseo, deseo de
disfrutar únicamente. No somos capaces de hacer nada- de fijar nada, no ver, no
pensar etc., si no está dentro de nuestro deseo de recibir, si no obtenemos
beneficios a nuestro favor.
Toda
la realidad se encuentra ante nosotros, todo lo que hay, y nosotros no la vemos
y no la sentimos, porque solo sentimos lo que es bueno para nuestro deseo de
recibir. Si lo convertimos en deseo de otorgar, sentiremos un mundo diferente.
El
deseo de recibir no se anula, no desaparece. La realidad tal cual la conocemos
ahora, con el cuerpo físico, queda. Pero por encima del deseo de recibir
adquirimos el deseo de otorgar, en la medida que mantenemos vivo el deseo de
otorgar, cuanto más grande, descubrimos la realidad del mundo espiritual.
(Consejo diario para el que está en el camino, kabbalah.info/es)
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